sábado, 7 de febrero de 2009

Obama, Estados Unidos y el capitalismo humano


Hace casi 80 años el mundo entero se sumía en su mayor crisis económica, pero gracias a las teorías del profeta Keyness se superaba el crack del 29’ y con ello se iniciaba las épocas doradas del Estado en el siglo XX. En Estados Unidos por ejemplo se inauguraba la era Rosevelt, que como presidente daba al Estado todas las responsabilidades y protagonismo de la sociedad (Estado de Bienestar); luego en la década de los 70’ y los problemas petroleros anunciaban los nuevos rumbos del sistema capitalista, R. Reagan que asume en los 80’ sostiene que “el gobierno no es la solución si no el problema” con ello se elimina la regulación del sector privado y desplaza al Estado a un papel menos decisivo, recorta los impuestos y reduce los programas sociales, que a su entender estimulaban a la gente a vivir del dinero de las ayudas del Estado sin trabajar. Su revolución conservadora hace más ricos a los ricos, pero acentúa las desigualdades sociales dejando fuera del avance económico a las clases menos pudientes. Durante su administración la deuda pública alcanza su récord histórico (Muñoz, S. online), y hoy tenemos la inauguración de un nuevo periodo para la insignia del capitalismo, Estados Unidos junto al muy aclamado B. Obama presagian tiempos distintos a los últimos 30 años.
La Historia ha dado la razón a algunas predicciones o teorías. Marx planteó y afirmó que el capitalismo sufriría periódicas crisis causadas por las contradicciones internas de este sistema; el mercado la oferta, la demanda, el dinero, la pobreza, la especulación, el consumismo, etc. muestran la cara de la primera gran crisis del siglo. El imperio norteamericano y su nuevo presidente saludan al mundo con un discurso cercano al populismo: igualdad de oportunidades, clase, raza, etnia, edad, búsqueda de la paz, seguridad social, progreso, modernización, reafirmación de la economía y más.
Está claro, Obama y la otra cara del imperialismo yankee basado en el Partido Demócrata salvarán el desastre del capitalismo y volverán seguramente a las olvidadas prácticas del Estado desarrollista o de bienestar, invocarán a Keyness o al New Deal de Rosevelt, crearan nuevas obras públicas, puestos de trabajo, sistemas de jubilaciones, subsidios varios, salario mínimo, mejoras al sistema de salud, defenderán el bien público, etc., etc., etc.
Lo cierto es que sólo uno es el fin último: Salvar, defender y mantener el libre mercado. Ni por más reformas armoniosas que proclamen, ni el imperio ni sus líderes retorcerán los antiguos fierros del capitalismo, sería derribar la quebrantada economía-mundo, consecuencia que la burguesía planetaria no permitirá tan fácilmente. Lo que se viene es algo desconocido que solo deja ver una parte del rostro humano de la bestia amorfa del capitalismo.

¿Por qué aceptamos un sistema en el que tenemos las de perder? Estampida, Ska-P

Saludos

Skatito

Lectura obligada..interesante


Dejo una nota de una página de contrainformación. IAR- noticias 2009(online)
Fue escrita antes de las elecciones y ofrece historia y una sólida crítica a la pol´tica norteamericana

Gane quien gane: Republicanos y Demócratas gobiernan solo para el imperio

Primera conclusión probada en forma histórica y estadística: En EEUU, la potencia locomotora del capitalismo sionista a escala global, no gobiernan los presidentes o los partidos, sino la élite económica-financiera (el poder real) que controla la Reserva Federal, el Tesoro, Wall Street, el Complejo Militar Industrial y Silicon Valley.

Segunda conclusión probada en forma histórica y estadística: La política exterior y la política interna de EEUU (los niveles de decisión) no la dirigen los presidentes o los partidos sino el establishment económico-financiero que controla la Casa Blanca y el Congreso a través de sus "lobbyes" y operadores que actúan sobre los partidos, los legisladores, los funcionarios y condicionan las decisiones presidenciales.

Tercera conclusión probada: Terminada las luces artificiales de la campaña electoral, demócratas y republicanos dejan de agredirse y se complementan en un diseño de política estratégica de Estado en defensa de los intereses de las grandes corporaciones económicas que marcan el accionar de las políticas internas y de la conquista de mercados encubierta en las "guerras preventivas" contra el "terrorismo".
El 11-S no solamente instaló un nuevo sistema de control social por medio de la manipulación mediática con el "terrorismo", sino que además inauguró un "nuevo orden internacional" (sustitutivo de la "guerra fría") basado en la "guerra contraterrorista" que sirve de justificación a las nuevas estrategias expansionistas del imperio norteamericano y de las trasnacionales y bancos sionistas.
Según la teoría y el mito oficial: los demócratas (históricamente tan militaristas e invasores como los republicanos) serían la cara "progresista" de EEUU, y los republicanos la cara "militarista e invasora" del Imperio norteamericano.
Ambos partidos, en cambio (y como está demostrado históricamente), son las versiones "alternativas" ("liberal" y "conservadora") del mismo Imperio que se turnan periódicamente para administrar la Casa Blanca y ejecutar sin miramientos las políticas de conquista imperial (militar o "democrática") que requieren los intereses del capitalismo trasnacional sionista asentado en Wall Street.
Demócratas y republicanos se turnan en la administración del Imperio: Cuando asumen la presidencia los republicanos, los demócratas juegan de "oposición crítica", y viceversa, sin que varíen para nada las matrices funcionales del sistema capitalista estadounidense basamentado en la conquista imperial de mercados y de recursos estratégicos, ya sea por la vía militar (invasiones) o por la vía "democrática" (gobiernos sometidos).
Tomemos dos ejemplos "alternativos" inmediatos: El "malo" Bush (republicano) invadió y conquistó Irak y Afganistán, y el "bueno" Clinton (demócrata) su predecesor, bombardeó y conquistó Yugoslavia (hoy Serbia) y ejecutó los primeros bombardeos contra Irak, preparatorios de la invasión posterior.

Falsa antinomia

La guerra político-electoral de los demócratas contra Bush es falsa por tres razones fundamentales:

A) Desde el 11-S para adelante, los demócratas avalaron expresamente las invasiones a Irak y Afganistán y votaron (sin oposición) en el Congreso todos los presupuestos presentados por Bush para financiar las invasiones y asegurar el despliegue de tropas y el mantenimiento de las bases militares del Imperio por todo el planeta.

B) Pese a su declamativa "oposición" actual (por razones electorales) a la ocupación de Irak y a las políticas "militaristas" de Bush, o al recurrente pedido del retiro de tropas, el Congreso con mayoría demócrata acaba de votar el presupuesto de guerra (el más grande de la historia de EEUU) y los agregados presentados por la administración Bush para financiar la ocupación militar de Irak y Afganistán, y sostener el despliegue imperial de sus fuerzas militares en el mundo.

C) En caso de ganar la presidencia en el 2008, la administración demócrata que asuma se verá frente a las mismas disyuntivas y deberá implementar la misma política que Bush para preservar los intereses capitalistas imperiales de EEUU y sus transnacionales en Irak, Medio Oriente, y en todo el mundo.

Resumiendo: El show electoral-mediático para generar una expectativa de "cambio de rumbo" de la primera potencia imperial, es un entretenimiento para incautos y cerebros embrutecidos por las grandes cadenas televisivas.
Gane quien gane (sea un demócrata o un republicano): La herencia es la "guerra contraterrorista" y la administración de la crisis global generada por las políticas depredadoras del Imperio norteamericano y sus socios sionistas de las potencias europeas.

Obama, Clinton o McCain son apenas "más de lo mismo": El que se suba al sillón de la Casa Blanca deberá administrar para las petroleras, las armamentistas y los bancos y trasnacionales que diseñan entre bambalinas las grandes operaciones de conquista de mercados y de apoderamiento de recursos estratégicos que no pueden detenerse en ningún momento.
Como lo determina la lógica implacable del sistema capitalista que necesita seguir invadiendo y depredando para sobrevivir.
¿Las elecciones presidenciales de noviembre?: Apenas una ilusión óptica para entretener. La procesión va por otro lado.