miércoles, 19 de agosto de 2009

La Sagrada Familia

La función ha comenzado! todo está preparado, proximamente veremos como las calles y la televisión maniefiesta la banalidad de nuestra democracia liberal. Cada cierto tiempo el populacho tiene la oportunidad de botar a blanco y negro, sin ninguna diversidad. Pero finalmente la alegría inunda los bolsillos y los ideales ilustrados de las grandes familias, de esas sagradas confraternidades que viven en las alturas sociales donde ningún miembro de la muchedumbre puede entrar.

En Chile como en gran parte del mundo, las elecciones democráticas presidenciales son la expresión más fuerte de nuestro sistema social y político que viene arrastrando y consolidando -en su gran mayoría- a las elites sociales, cerrados y privilegiados grupos, poseedores de las más altas rentas económicas, dueñas de la cultura y la educación, administradoras de los estados nacionales y empresarios de las actividades económicas globales. Sin duda, representan a las sagradas familias que solo bajan del paraíso para solicitar votos que expresen la adhesión de las clases postergadas y con ello legitimar legal y constitucionalmente su posición política y económica. La sagrada familia de la que hablo, no es otra cosa que la buerguesía dirigente de todos los estados nacionales, que gobierna casi por inercia, que crea lazos políticos endogámicamente con el fin de mantener el orden tradicional entre las clases dominantes y las clases subalternas, el proletariado y demases asalariados, delicuentes, ancianos, indigentes, etc, etc. Por ello, la derecha se casa con la supuesta "izquierda", luego se divorcia y contrae vínculos con el centro, pero en realidad el centro ama infinitamente a la "izquierda". De esta forma cualquier elección representativa tiene un solo denominador. Denominador que en América Latina se extiende desde los primeros encuentros de los colonizadores españoles con los pueblos indígenas originarios, denominador que se ha alzado desde el siglo XVI, que se consolidó en el XIX y que muestra su cara de ternura en el XXI.

Sin embargo, los ataques frontales que nos llegan nos dicen que SI tenemos poder para elegir lo que queremos para nuestro país, que no se obtiene nada "pataleando" si no se está inscrito en los manoseados registros electorales.

Si nos acercamos someramente a Chile, ¿que representa Piñera, Frei u otro personajillo de la televisión? Claro está, no son más que los hijos distinguidos de la elite, individuos que lo han tenido todo, burgueses egoístas, patrones de toda la masa de trabajadores, miembros de la alta sociedad que reparten felicidad e igualdad a diestra y siniestra a los sectores pobres y postergados de la sociedad. Una vez elegidos, ¿se comprometerán con aquellos ideales? ¿permitirán al anciano desamparado, a la mujer viuda, al joven discapacitado, al sacrificado obrero ser parte de su propio futuro? La respuesta es suya, esto es solo una reflexión.

Entonces pues, ¡ qué comience el espectáculo! Que haga su entrada triunfal la familia política, el grupo familiar que es bendito por el capitalismo y que cubre con su manto celestial a la chusma.

Pasen para que nos engañen con el sebo de la democracia, su democracia liberal, que es simplemente la quimera de la libertad.

Saludos, Skatito