Se concibe como comúnmente entre las personas, lo importante que es participar en las elecciones y hacer valer la opinión. Sin embargo, pocas veces discutimos sobre la validez que tiene marcar un papel con una línea, o el origen que tiene este sistema de participación. Para la gran mayoría, la democracia es el mejor sistema de gobierno, pues ofrece una integración de todas las personas a la vida política. No obstante, no se cuestiona la real impronta de igualdad.
Lo que tenemos hoy es el resultado de fuertes batallas y revoluciones de la burguesía en contra del Antiguo Régimen, ese que era dominado por reyes, clanes y dinastías todopoderosas. La democracia que vosotros conocéis tiene un arraigo firmemente unido al tronco de las disposiciones burguesas que comienzan a solidificarse con la revolución francesa a fines del siglo XVIII. La participación que se promueve, no es otra que la que promovían los líderes burgueses varios siglos atrás, es una prédica que viene del paradigma de la burguesía: el omnímodo liberalismo. Así es, la democracia liberal o burguesa es la que nos llama a ejercer la participación mediante votos representativos o “populares” para conformar los actores del Estado, otro de los triunfos liberales. La división de poderes en legislativo, ejecutivo y judicial; la convocación de elecciones para elegir al presidente y los miembros del Congreso, el guiar al Estado mediante una constitución, la idea de igualdad, etc. etc., son mociones tan añejas como la burguesía. Elementos presentes e imprescindibles en la Historia de Chile y Mundial. Incluso, encontramos experiencias socialistas bajo preceptos liberales.
Pues bien, la inscripción electoral y el voto, ya se ha enraizado en las mentes de la gran mayoría de la población. Aunque también ha tomado la significancia de voto inútil. La Historia reciente, da muestras de cómo los políticos mantienen lazos irrompibles basados en la idea de mantener el status quo. Son los mismos de siempre, los hijos distinguidos de la elite que tiene una larga trascendencia en todos los territorios, por supuesto Chile no es ninguna excepción, es un claro ejemplo. Son círculos familiarizados consanguíneamente por su tradición política que buscan la permanencia de lo acostumbrado. El mayor patrón de esto es el liberalismo y todo lo que implica, solo saquen cuenta.
Es la democracia liberal lo que ha dominado nuestra civilización, es eso lo que conocemos, es aquella la dueña del comportamiento político de las personas, de las sociedades y de las clases. Felices aquellos profetas del liberalismo, felices los promotores del neoliberalismo, felices sus ejecutores y felices los burgueses que triunfan sobre las masas pobres, trabajadoras y proletarias. La validez de marcar un papel para elegir un presidente o un senador es un acto viejo y que de poco ha servido a las clases bajas. El liberalismo, su democracia, sus precursores y descendencia son la esencia del manejo social actual, son los que ofrecen bienestar y equidad y no cumplen, son los que han pervivido en lo más alto de la Historia del Hombre en los últimos 500 años. ¿Crees en la democracia liberal?
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